#10mila Joan Etorrian Aztarnak/ Huellas

La artista contemporánea aplica el mito de Teseo y el Minotauro creando una huella dactilar laberíntica con 10.000 botellas de vidrio

La artista contemporánea vasca Irantzu Lekue ha cerrado el programa Olas de Energía de Donostia 2016 con una instalación gigante en Sagüés, compuesta por 10.000 botellas, en las que se han guardado las opiniones de los guipuzcoanos sobre este año cultural, y que han conformado la imagen de una huella dactilar laberíntica. “La persona, ser social por naturaleza con ansias de búsqueda, avanza o retrocede en el proceso de vida y muerte, dejando huella, creando conexiones con otras personas y generando nuevos caminos. Es por lo que, agrupando las 10.000 botellas en líneas curvas y orgánicas, como ríos vidriosos, se conforma el laberinto natural: la huella dactilar; el corazón de los dedos, destinados a palpar, percibir y sentir”, ha expuesto.

Lekue ha buscado aplicar el mito de Teseo y el minotauro a su instalación. En este sentido, ha indicado que el laberinto simboliza “la vida, la muerte y el renacer” y querpresenta “el camino tortuoso, lleno de equivocaciones que hay que recorrer para encontrar el centro del yo y la sabiduría”. Asimismo, ha explicado que la huella dactilar es “la marca que dejamos con nuestra presencia, con el modo de ser, con las formas de hacer. Y es un proceso alargado en el tiempo; una voluntad de recorrer camino que marca la ruta, al igual que el hilo que utilizó Teseo para lograr encontrar al Minotauro”.

No obstante, en la obra de Lekue el hilo rojo, “la fuerza motora que nos impulsa a avanzar”, no llega al centro del laberinto, reflejando la idea de que el que transita el enrevesado camino está “siempre pendiente de llegar a su destino: los deseos”.

Lekue también ha recordado el origen de la instalación: “Hemos llamado a participar a la ciudadanía de Euskal Herria, para que expresen sus sueños y reflexiones sobre la cultura y nos introduzcan en botellas”, ha explicado la artista, quien ha añadido que “cada botella contiene la esencia de cada persona, transformándose a su imagen”. La artista ha explicado que las botellas han pasado de “dar forma al vacío” a ser “un elemento portador de sueños, ilusiones, deseos, críticas, alabanzas o del propio vacío”. De esta manera, muestran “el interior de cada persona, su personalidad y creatividad”.

 

Obra efímera

Junto a Irantzu Lekue, quince voluntarios han comenzado a trabajar a las 6.00 horas y continuarán con su trabajo hasta las 24.00 horas de hoy para así poder dar “vida” a una instalación “cambiante” y, a la vez, “efímera”, dado que desaparecerá con la medianoche. “Se trata una oda a lo urbano, mediante el uso objetos cotidianos del día con un nuevo significado”, ha afirmado.

A la hora del crepúsculo, las 10.000 botellas se iluminarán para “resignificar” su contenido. Las opiniones, los pareceres de los guipuzcoanos “se convertirán en arte”.

Descargar pdf